Sobre Aguafuertes Churata escribió el 1 de mayo de 1929: «No puede darse una definición de Aguafuertes si no es clasificándolo entre la novela sintética, género al que pertenece por la visión cinemática y la superposición de planos. Entendemos que Leitón arranca de la novelística rusa y que tiene dado su aprecio a esta posición formidable del arte actual» (La Mariposa Mundial 19/20, 80).
Dedicatoria
Se oye el rugido de impotencia. Un eco sombrío que gutura en las malezas de la vida.
Un hato de serviles y rastreros. Dinamismo sin átomo de virilidad contemporánea. Es la caravana de hombres que todo los saben.
Enjundia carcomida del pueblo boliviano. Línea luminosa que se diluye en la borrasca de las tardes trágicas.
Envueltos en su manto de inercia, levantan con pereza su trompetilla de odio. Porque, para ellos, está reservado el problema de la vitalidad sobre sus estómagos rastreros.
Es una masa compacta. Héroes tempestuosos y zarrapastrosos. Tienen el galardón de la inteligencia.
Brilla el sol. Se quiebra y ahonda. Es un limo asqueroso. Lleno de podredumbre, vicio y virtudes equivocadas.
Es el alma nacional. Somos nosotros. Los veo: espantados y encanijados. Imbéciles y fanfarrones. Sus ojos caerán como góndolas sucias sobre las hojas de este libro. Un grito de santa protesta.
Se quedarán mudos. Con el alma clavada en el charco, porque nacieron de ahí.
No es para ellos. Este libro tiene su frente. La vanguardia de los hombres libres. Corazones astilleros que lanzan sus torpedos al inmundo círculo de los reptiles.
Vivirá. Contra todos los embates criollos.
Está forjado en el yunque de los espíritus comprensivos.
Es de ellos. De los hombres emotivos.
Ahí va. Me quedo solo, mi gavilla es de vosotros. De los corazones divinos. De los artistas de innata rebeldía.
R.L.
De la primera edición – Año 1928.