Fernando Rosso aceptó que acompañemos la hechura de estos poemas. Hemos visitado, entonces, el eje de sus horas. Desde la fantasmal proximidad, perseguimos la mano de lo versionable y la otra mano de lo irreversible. Atestiguamos que en esta obra, de huso y rueca, de imaginación y memoria, un poema se hila deshilándose hasta el último confín de hebra y avería. / R.O.
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Enfrentarse a las palabras, a los papeles que guardan día a día una obra que ya está hecha, pero que exige ser tornada hasta lucir su antiguo brillo, es atender a las fuerzas inefables de toda palabra que templa su vaivén a modo de pronunciar la horma de su propia cadencia. En Imaginación y memoria, la poesía de Fernando Rosso continúa afinando el pulso pleno de los días y el solaz de las lluvias. «La memoria espera / la imaginación emprende». A la espera del día, atezamos la vida sin arriesgar premura. / ACR