Lectores y no lectores:
Acápite I
Un conmovedor impulso de justa apreciación de mi intelecto No se te ipsum, me arrastra (¡que chasgo para los críticos geniales!) a ser el primero en manifestar con voz tonante que esta obra es una calamidad nacida en forma de novela.
Acápite II
Sé bien que en medio de tantas aptitudes repartidas por Dios en nuestro planeta, yo de escritor (¡qué hilaridad!) he de hacer un tristísimo papel; a cuya consecuencia, concluiré mis días entre mohíno y arrepentido, jurando no volver a tomar la pluma, salvo casos de escribir cartas familiares.
Acápite III
Mis cualidades personales son: despreciar el medio literatoide en el que vegeto; sumar sin rencor las amarguras que me saturan; restar los años de mis amigas; multiplicar mis actividades; y dividir al prójimo en caso extremis.
Acápite IV
Bien: todo lo expuesto en el acápite II, no impide que con musoliniana audacia disfrazada de modestia altoperuana, lance al público escarnio, esta obrita cuyo único mérito es su insubstancialidad.
Acápite V
No concluiré (¡Dios me asista!) sin antes solicitar a las altísimas dignidades intelectuales, los críticos, los geniales escritores, a los ironistas y mordaces, clemencia para este pobre libro; clemencia para su autor, quien, antes que nadie y para satisfacción de todos ha dicho ya, y lo vuelve a repetir, que su novela es una birria.
Respetuosamente
El Autor